martes, 28 de octubre de 2008


Las mujeres se pintan las bocas todo el tiempo. Será para aparecer más sabrosas a la gula de besos de los hombres, será para dejar marcada la servilleta de algún bar y sentir que dejan huella de algún modo. Y las bocas, pobrecitas, que sin duda esperan otras bocas Será para sentir alguna sensación de gemelismo, algún formato cruel de pertenencia, será para quitar el mauvais rouge y respirar, después de todo un día embadurnadas de color y sabor a químico perfumado. Lo más probable es que las otras bocas nunca lleguen. Será porque las mujeres se pintan las bocas todo el tiempo.

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Todos buscamos la perfección, pero muy lejos estamos de ella.